Ya se veía venir hace unos meses cuando comenzaron a arder hectáreas en Canarias y Valencia, pero jamás imaginamos que este año fuera tan desastroso para nuestros bosques y parques naturales.
Sin duda, el fuego ha pasado a convertirse en uno de los peores enemigos de España este verano, peor incluso que la galopante crisis o los actos de vandalismo por parte de ciertos políticos y sindicalistas. Este verano han ardido las pocas alegrías deportivas que consiguiéramos en junio.
Pero, ¿cómo ha afectado el fuego a la geografía española? Hagamos un breve repaso por los principales "puntos calientes"...
Canarias
Entre mediados de julio y la primera semana de agosto ardían las islas de La Palma, Tenerife y La Gomera. La provincia de Santa Cruz de Tenerife se convirtió de este modo en una de las primeras en arder, y los canarios vieron con horror como perdían cerca de 7.000 hectáreas, lo que puso en grave peligro especies como el drago a los pies del Parque Nacional del Teide.
Los cálidos vientos canarios avivaron algo más que el fuego, pues el Gobierno central y el autonómico se enzarzaron en un cruce de reproches del que no resultaron bien paradas las Comunidades Autónomas.
Madrid
El 27 de agosto ya no nos sorprendió que se desatara un incendio en la comunidad madrileña que acabó con 2.000 hectáreas y provocó el desalojo de otras tantas personas.
Valencia
Sin duda es la Comunidad Valenciana la que se lleva la palma en cuanto a focos y pérdidas: cerca de, siéntense antes de continuar, 62.000 hectáreas fueron arrasadas por las llamas entre llamamientos gubernamentales a la UE.
El famoso incendio de Dos Aguas resultó en una terrible catástrofe ecológica, ya que se llevó por delante 40.000 hectáreas él sólo y puso en serio peligro la belleza natural de Sierra Calderona, pulmón de la ciudad levantina.
Cataluña
Otro de los grandes problemas en la lucha contra el fuego lo presentó Cataluña, donde han ardido más de 17.000 hectáreas de norte a sur. Los incendios de La Rasquera (Tarragona) y La Junquera (Gerona) han sido los más activos, especialmente el último, y han llegado a amenazar seriamente áreas de la foresta pirenaica.
León y Zamora
El panorma es desolador en las provincias leonesas, que han perdido alrededor de las 15.000 hectáreas en pocos días. Y a estos incendios hay que sumar los de las provincias de Orense y La Coruña, que suman algo más de 1.hectáreas al desastre en el norte del país.
Extremadura
En la provincia de Cáceres, al norte de Extremadura, dos intensos focos pusieron en alerta a los vecinos y a las fuerzas de seguridad. Finalmente, aunque no se tienen datos firmes de lo que ha supuesto el desastre, se calcula que ronda las mil hectáreas.
Castilla-La Mancha
El Parque Natural del Alto Tajo (Guadalajara) se vió afectado también por las llamas hasta que estas quemaron un total de 1.500 hectáreas.
Las provincias del sur también se han visto afectadas, especialmente Albacete y la Región de Murcia, donde se han perdido más de 6.500 hectáreas.
Andalucía
Y justo cuando ya empezábamos a creer que había pasado el infierno, dos noticias nos sorprenden y echan por tierra nuestras esperanzas: a finales de agosto arden la Sierra de Bédar (Almería) y la Sierra de Coín (Málaga). Este último llegó a afectar hasta a nueve pueblos de las inmediaciones y provocó desalojos en toda la provincia y la muerte de un ciudadano británico de 78 años.
Un panorama aterrador que puede evitarse si tomamos conciencia de la necesidad de preservar el entorno natural para un completo y saludable desarrollo de la vida humana, y teniendo en cuenta una serie de consejos básicos a la hora de disfrutar en la naturaleza.
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