viernes, 22 de marzo de 2013

Dos nuevas series en Por caminos y ciudades

Hola a todos:

Me dirijo nuevamente a vosotros de un modo más directo, sin traeros nuevas entradas en las que descubramos el patrimonio cultural ni nuevos caminos que transitar, con el fin de comunicaros el nacimiento de dos nuevas series con las que se pretende recopilar nuevo material audiovisual relacionado, esta vez, con la naturaleza.

Y como ya nos hemos introducido en el mundo submarino y hemos recorrido alguna que otra ruta por parques naturales, montañas y valles, os quiero presentar una serie titulada Mundo submarino, dedicada a la obra del difunto militar y biólogo francés Jacques-Yves Cousteau; y otra, titulada El hombre y la tierra, dedicada al también difunto médico y divulgador español Félix Rodríguez de la Fuente.

De este modo, en Por caminos y ciudades se da un doble paso en el cumplimiento de los objetivos que impulsaron la creación de este proyecto: el de dar a conocer al mundo el inmenso patrimonio humano y natural que posee, y el de servir de depósito de material audiovisual relacionado, precisamente, con dicho patrimonio.

Espero que os gusten las dos nuevas series que podréis visitar con sólo clicar en el apartado Series. Esperemos que la iniciativa tenga buena acogida y volvamos a poner de relieve lo más preciado a la humanidad.

Un fuerte abrazo, lectores del mundo.
Francisco.

lunes, 18 de marzo de 2013

Erasmus en Roma: Viaje a Florencia (II)

Ya hemos hecho un brevísimo recorrido por la historia de Florencia, la capital renacentista de Italia, y hemos aprendido algunas curiosidades sobre la ciudad y los personajes que la hicieron famosa. Ahora toca, si os parece bien, el relato sobre cuándo, cómo y dónde llegué, así como los lugares que visité y que hoy tengo a bien recomendaros.

Cuándo y cómo llegar

Las noches romanas pueden jugar una mala pasada al viajero que, como yo entonces, se disponga a conocer la bota de Europa. Esta fue la razón, si no recuerdo mal y la lengua no me arde lo suficiente, por la que casi no logré subirme al tren que debía llevarme hasta la bella capital toscana; pero mi ansia de viaje pudo con el cansancio y poco después de las seis de la madrugada me encontré cómodamente sentado en uno de esas máquinas que tanto aman los románticos.

La duración del viaje puede variar en función del tipo de tren que decidamos tomar. Mi viaje duró entre tres y cuatro horas, que no disfruté del todo debido a la impenetrable niebla que cubrió el paisaje durante casi todo el trayecto. Sólo en algunos tramos en los que el fenómeno se suavizaba, pude distinguir prados tan verdes como los que me sorprendieron años atrás al cruzar tierras galas, pequeños caseríos y alguna explotación ganadera que me hizo recordar -lo siento, pero aún se me dibuja una sonrisa cuando las veo por España- las ovejas y caballos con los que tanto disfrutaba al cruzármelos por alguna carretera secundaria.

De esta manera, a no mucho más tarde de las nueve de la mañana, descendía del vagón y ponía por primera vez en mi vida un pie en tierra toscana. Florencia se abría durante los dos próximos días ante mí, y tenía que disfrutarla al máximo.

Dónde hospedarse

No os engaño: detesto tener que dar rodeos para alcanzar mis alojamientos cada vez que tengo que salir, pero esta vez consideré buena idea alojarme al otro lado de la ciudad, de modo que de camino a mi albergue, pude ver los principales monumentos de la ciudad.

Hasta el lugar donde me alojaría esa y otra noche más, sin demasiados requiebros callejeros, pude admirar la Signoria, la Piazza della Repubblica, el Palazzo degli Ufizzi, Ponte Vecchio, etc. Y dónde me hospedé, se preguntarán muchos de los ansiosos lectores. Pues bien, aquí os dejo los datos de contacto:

Via Santa Monaca, 6
Tlfno: 39 010222457

Se trata de un albergue juvenil en el que por menos de 15 euros tiene el viajero una confortable litera -en habitaciones diferenciadas por sexo-, un baño comunal limpio y un trato excelente, como es habitual en el país vecino. Aunque no puede el viajero esperar grandes lujos en este lugar -y yo no se los recomiendo a nadie- su posición en la ciudad es inmejorable, ya que a tan sólo unos pasos podemos encontrar también un locutorio, un supermercado, y numerosos locales donde degustar pizza al taglio, kebab, etc.

No obstante, si uno quiere comer bien a buen precio, es mejor darse un paseo por las pizzerías del centro, especialmente las cercanas a la Signoria y la Piazza della Repubblica. Aún así, merece la pena el sitio, como decía, ya que cuenta también con una amplísima cocina común en la que poder prepararte tu propia comida, un enorme "salón" con posibilidad de conexión a Internet y ordenadores propios, lavadoras, etc. Todo, recalco, por un módico precio.

Qué ver

Toda la ciudad es una maravilla para los sentidos. Donde un grupo de música no te arranca un baile, un artista hace lo propio con la risa a base de caricaturas; donde el aroma a pizza es menos intenso, las obras de arte embriagan la vista. Pero, claro está, decir esto y no decir nada viene a ser lo mismo.

Algunos de los lugares que el visitante no puede dejar de ver son il Duomo, diseñado en el siglo XIV por Brunelleschi, con su enorme cúpula que el viajero no puede olvidar visitar, y su campanario, diseñado por el pintor Giotto, con una subida que dejará al caminante sin aliento y unas vistas que resucitarán los ánimos. O el baptisterio, cuyas puertas son llamadas "las del Paraíso" por un comentario de Buonarotti.

Y a pocos metros de allí se encuentran la Piazza della Repubblica, cuyo nombre ha ido cambiando con el paso del tiempo, y la célebre Signoria, desde donde se gobernaba la ciudad durante la Edad Media y el Renacimiento. Precisamente allí podemos ver réplicas de decenas de obras escultóricas -las originales se encuentran dentro del museo-. Más adelante se levanta la Galleria degli Uffizi, un extraordinario museo donde encontraremos obras de Caravaggio, Boticelli y otros grandes artistas italianos.

Al cruzar la columnata del museo, nuestros ojos se deleitan con la visión del archiconocido Ponte Vecchio, con sus bellos ventanales y sus joyerías. Y museos. El viajero no puede dejar de ver alguno de los museos que salpican la capital renacentista.

Entre esos museos están el Palazzo Pazzi, el museo de la ciencia o Museo Galileo Galilei, y la casas-museo de Dante y de Miguel Ángel.
Además, el viajero ávido de cultural religiosa tiene a su disposición decenas de pequeñas iglesias en las que admirar fresco, estatuas y tumbas. O el lindo mercado en el que adquirir tejidos y recuerdos a buen precio. O las callejuelas. O el río. O los puentes...

Por su belleza, no fue agradable para mí tener que dejar Florencia camino de Pisa, donde cambiaría de tren para llegar, un día después a una Génova que prometía ser tan rica en experiencias como en vistas.

viernes, 15 de marzo de 2013

Estampas de viajes: El barco de los sueños

Hace ya mucho tiempo que publiqué este breve texto en mi otro blog, el literario, Nuevas Letras. Nada del otro mundo. En él traté de recoger lo que, supongo, han de ser las emociones, los pensamientos de quien ha de dejar su tierra por mar después de haber crecido en algún pequeño pueblo azotado, como todo lo que es pequeño, por los vaivenes de la historia.

Aquí os dejo "El barco de los sueños". Sirva como homenaje a quienes recorren el mundo en busca de mejor fortuna...espero que os guste...



"Tras soltar amarras, el barco va alejándose poco a poco del puerto. Avanza despacito hacia la bocana, hacia un mar abierto y en calma que guarda miles de secretos, millones de historias…tantas como corazones lo han cruzado o se han hundido en el intento.

Las leyendas de viejos lobos de mar y de cientos de pescadores con el amanecer en la mirada se confunden con la realidad de los que se adentran en el azul del océano, bajo la bóveda celeste del cielo, en busca de una vida mejor.

En tierra, sobre los espigones y a lo largo del paseo que recorre la playa, se agolpan los pañuelos y las lágrimas, que brotan de nuevo cada vez que el casco del barco hiende el agua. Los recuerdos de un tiempo mejor se hacen más vívidos a medida que las olas lamen el acero del buque y el espíritu de quienes se lanzan a lo desconocido.

Cuando no eras más que un infante, tú mismo acudías al puerto a ver zarpar aquellos gigantes metálicos, y soñabas con las miles de aventuras que les aguardarían allende los mares.

Tal vez se toparían con sanguinarios piratas, o viajarían por los mares del sur,y verían las ballenas de las que tanto oíste hablar a los viejos marineros que, de vez en cuando, descendían al puerto al arribar a él sus imponentes navíos. Tal vez recorrerían las costas atlánticas hasta llegar a los hielos perpetuos del norte, o conocerían sirenas cuando atravesaran las costas de Grecia y Turquía, donde habitaban también las oscuras parcas. Tal vez llegarían a tierras mágicas y de ensueño, donde el tiempo se detiene y los unicornios y los centauros compiten en magníficas carreras llenas de euforia y color, o tal vez accederían a los secretos mejor guardados del universo, y sus barcos se elevarían hasta la luna o alcanzarían los confines del mundo, donde habitaban monstruos como nadie había conocido antes…tal vez tocarían las columnas en las que se sostienen los cielos.

Ahora, tú mismo conoces la sensación que embargaba tantos corazones. Sabes que no hay piratas ni sirenas, oscuras parcas ni tierras de ensueño donde unicornios y centauros compiten en magníficas carreras llenas de euforia y color; ni el barco se elevará hasta la luna, ni alcanzarás los confines del mundo…

Ahora miras el puerto desde el barco. Los niños te sonríen pensando en las maravillosas aventuras que vas a vivir, las mujeres y maridos de quienes se apelotonan sobre la cubierta, contra la baranda, ríen y lloran a partes iguales porque saben que muchos no volverán o no serán los mismos cuando lo hagan; pero no quedaba más remedio que subir al barco que ahora corta las olas como el cuchillo la mantequilla…y los pañuelos al viento se confunden con las gaviotas, y éstas con las almas, cargadas de sentimientos y emociones, de quienes ven cómo el puerto se aleja cada vez más y a buen ritmo.
 
Ojalá vuelvan a encontrarse todos algún día, piensas, mientras recorres por última vez las miles de caras que se despiden del barco…

Abajo, en los camarotes esperan los fríos y duros camastros que harán las veces de hogares en la ciudad flotante, la que avanza con decisión contra las olas, contra la brisa marina cargada de salitre. En las bodegas, las ratas se disputarán el pan con los cientos de bocas hambrientas que hoy se echan al mar…que hoy se adentran en lo desconocido.

El billete a América, lo llaman, y se yerguen de orgullo cuando cuentan que consiguieron subir a uno de esos buques llenos de emigrantes, de golondrinas enjauladas que se adentran en los territorios de los titanes.
 
Por delante, hasta la tierra de la libertad y de las oportunidades, quedan aun miles de millas. Millas que muchos no recorrerán, millas que el barco come al mar en calma.

Puede que mañana sorprenda una tormenta, y después otra, y otra más…pero a ti no te importa…porque ningún pañuelo, ninguna lágrima, ninguna sonrisa te espera en ningún puerto; y el amanecer se clava en tu mirada, y la sal se pega a tu piel, y la soledad te muerde el corazón…porque ningún pañuelo, ninguna lágrima, ninguna sonrisa te espera en ningún puerto".


Francisco Cano Carmona,
Granada.

lunes, 11 de marzo de 2013

Personajes del mundo: Romasanta

"Niños y niñas, echaos a temblar.
Hoy os traigo, queridos, la historia de un criminal".


Hace algún tiempo -cada vez tengo que repetir con más frecuencia esta entradilla- os traje la terrible historia del almeriense que llegó a ser conocido como el "hombre del saco". Pues bien, hoy os traigo otro personaje español cuya historia es tan terrible o más que la de su compatriota mediterráneo.

Se trata de Manuel Blanco Romasanta, un gallego que saltó a la fama por ser el primer y único caso de licantropía clínica documentado en España. Este personaje, conocido como "el hombre lobo de Allariz" o, simplemente, como Romasanta, nació en 1809 en un diminuto pueblo del interior de Galicia; una tierra encantada, llena de hechizos, meigas y brujos.

Romasanta trabajó como sastre en Galicia hasta la muerte de su esposa -de la que no llegó a acusársele nunca, por si tal cosa pretendieran las malas lenguas-. Parece que poco tiempo después de su terrible pérdida, el sastre abandonó los hilos para dedicarse a la venta ambulante, como si el moverse de aquí para allá fuera un viático contra el dolor, de grasas y ungüentos, empleados frecuentemente como jabones y para engrasar maquinaria de carros y molinos.

El caso es que, después de mucho tiempo dedicado a aquel noble oficio, empezó a extenderse la noticia de que las grasas con las que se ganaba la vida aquel pobre viudo eran de origen humano. Parece una locura pensarlo, pero la superstición de la época y el hecho de que negocios relacionados con la venta de sangre o el tratamiento de la misma, así como de grasas, estuviera de modo durante ese siglo y el posterior, contribuyó en gran medida a que el rumor se convirtiera en verdad asumida.

Manuel Blanco Romasanta fue enseguida puesto en busca y captura, y apresado poco tiempo después. Hasta aquí, nada que reprochar al pobre Romasanta, cuya culpabillidad no había podido ser todavía demostrada. Lo realmente espeluznante, viene a continuación. Una historia de sangrientos crímenes que tuvieron a Galicia y a toda España en vilo durante siglos, pues su historia se ha empleado para asustar a generaciones enteras de niños.

Tras ser hallado y preso en Toledo, donde fue acusado de la muerte un alguacil en Ponferrada, escapó de las autoridades y corrió a refugiarse en Ermida, donde convivió con ganado antes de volver a la vida pública. Lo hizo en el pueblo de Rebordechao.
Allí se ganó la confianza de muchas mujeres, que lo consideraron un hombre culto -os informo de que sabía leer y escribir en una época en la que aquellos conocimientos estaban fuera del alcance de la inmensa mayoría- y le abrieron sus puertas de par en par. Allí comenzaron sus horribles asesinatos.

Más de una decena de personas, en su mayoría mujeres y niños, hallaron la muerte en los bosques que rodeaban la localidad. Según afirmó después el propio Romasanta durante el juicio, todo fue producto de un maleficio por el que se convertía en lobo y, hambriento, no tenía más remedio que atacar y comer a sus víctimas humanas. Lo cierto es que, esta vez parece que sí, les extraía el sebo corporal para hacer con él sus grasas y ungüentos.

Finalmente, el fiscal Manuel Blanco Bastida lo llevó ante los tribunales, que lo condenaron a pagar una muta de 1.000 reales por víctima y a morir a garrote vil. La sentencia, dictada el 6 de abril de 1853, no se cumpliría, pues un hipnólogo francés pidió a la reina Isabel II que le permitiera estudiar el caso. La pena fue conmutada en cadena perpetua y Romasanta murió mucho años después en la prisión de Allariz.

Tras de sí dejó muerte y miedo por los siglos de los siglos...

viernes, 8 de marzo de 2013

Granaino Style, un fenómeno turístico

Ya está. Granada ya tiene su particular Gangnam Style. Una magnífica forma de promocionar capital y provincia nacida de la ocurrencia de un grupo de jóvenes granadinos.

Cierto es que no es la primera vez que se versiona esta pegadiza canción que ha causado -y causa- sensación en la red y en las discotecas. Antes llegó el también conocidísimo Murcianico Style. Una revolución para los del mediodía español.

Puede que a muchos les parezca una estupidez, un sinsentido o una broma carente de gracia; pero es precisamente gracias a este tipo de iniciativas a las que se debe que cada vez más turistas lleguen a nuestra tierra a conocer los rincones que vieron semanas antes en estos vídeos, una forma realmente eficaz de atraer nuevas gentes a las ciudades y volver a mover gran parte del turismo perdido como consecuencia de la crisis financiera mundial.

El Zacatín, el Albaicín, la Alhambra...todos estos lugares tienen ya un hueco en el corazón de los más animados. ¿Quién puede ya resistirse a subir al Mirador de San Nicolás y bailar al ritmo de Granaino Style, que es el título de esta sensacional canción?

Al final, ya veréis, este himno a la malafollá hará el mayor servicio a la ciudad en esta época en la que todo parece ya explotado. Para quienes no hayan visto aún los vídeos de los que hablo, aquí os dejo las tres versiones.

¡Espero que las disfrutéis!...

Gangnam Style



Granaino Style
 



Murcianico Style
 

lunes, 4 de marzo de 2013

Rinconcitos de Vera (III)

Hace bastante tiempo que aparcamos nuestra visita por la localidad almeriense de Vera. Si la memoria no me falla, caminábamos por las afueras y llegamos hasta el cerro conocido como Espíritu Santo. No sé si lo recordáis. El caso es que ahora toca prepararse para un largo paseo por el interior, por el centro, por los verdaderos rinconcitos de una ciudad a medio camino entre la montaña y el Mediterráneo.

Plazas y parques

Como todo buen pueblo andaluz, Vera está llena de plazas y parques bañados por un eterno sol que calienta el cuerpo y reconforta el alma.

Entre los parques más famosos de la localidad almeriense, se encuentran La Habana, sobre el que se asoma el I.E.S. Alyanub y al que se puede acceder desde el C.E.I.P. Reyes Católicos o desde la emblemática plaza llamada La Glorieta, sobre la que volveremos en más de una ocasión a admirar las vistas del valle hasta la soleada costa del Levante.
Precisamente en el parque de La Habana, con sus columpios para los más pequeños y el mítico bar donde los mayores se divierten viendo el fútbol, ha crecido siempre buena parte de la juventud veratense.

Y subiendo por la cuesta que lo rodea, llegamos a la ya mencionada Glorieta, donde algún día se levantará el acuario y a cuyos pies hay un lindo jardín botánico, no muy grande, como muestra de la flora de la zona. La fuente circular, rodeada de rosales y altas palmeras guarda aún el recuerdo imborrable de las risas infantiles que han jugado en sus aguas. Aunque la última remodelación cambió considerablemente la plaza, todavía es la misma que, año tras año, acoge la rifa del Domingo de Resurrección, que realiza la Hermandad de Jesús, cuya ermita, la de San Ramón, se asoma al verdor de la misma plaza.

La Plaza del Hospital es, junto con la anterior, una de las más bonitas. En ella se encuentran la Biblioteca municipal y el Museo de Fósiles Marinos, que recuerda en cierto modo el origen de la zona, sumergida bajo las luminosas aguas del mismo mar que ahora la baña. Los antiguos Juzgados también se encuentran allí, frente al convento de hermanas que, como siempre caritativas, acogen a niños sin hogar. Como se encuentra allí el famoso bar Los Pepes y la pastelería Soler.

Más abajo, por la Calle del Aire, se llega hasta la Plaza Mayor, con su inconfundible humilde elegancia, su fuente, sus farolas y sus bancos, más estilizados que los anteriores. El lugar que dominan el ayuntamiento, la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, el salón de usos múltiples, donde se ubica Vera Comunicación; y la cafetería La Clásica.

Y todo el que ha sido niño o adolescente en Vera recuerda con cariño la plaza llamada La Verja, con la mítica cafetería de Alonso. O la Plaza de los Naranjos, que dejamos atrás cuando íbamos en busca de aventura desde la estación autobuses.

Iglesias

Además de por las ya mencionadas, el patrimonio religioso de Vera va mucho más allá. Precisamente en la plaza de La Verja se encuentra el célebre Convento de la Victoria o de los Padres Mínimos, cerrado y en ruinas durante décadas y reconvertido hoy en sala de exposiciones y de conciertos donde, entre otros, la Banda Municipal de Música ofrece su tradicional concierto de Año Nuevo.

Y muy cerca del centro de la ciudad se encuentra también la iglesia de Nuestra Señora de las Angustias, patrona de la localidad levantina cuya festividad se celebra cada 10 de junio, cuando el calor del verano comienza a asentarse sin tener esos perturbadores efectos de julio y agosto.

Ya a las afueras, en pleno campo, oteando el horizonte que se aleja en el infinito mar azul, la iglesia de la Virgen de las Huertas, en la que se celebra una importante romería anual y de la que, si me lo permitís, diré que guardo bellos recuerdos. Como si de un lugar mágico, único, se tratara.

Museos

Y como no sólo de pan vive el hombre, ni de iglesias se conforma el patrimonio artístico de una ciudad, es justo mencionar algunos de los museos -los más importantes- que salpican la ciudad.

En primer lugar, muy cerca de la ya mencionada Plaza Mayor, está el Museo Etnográfico y Arqueológico, en el que se pueden ver instrumentos de labranza, utensilios domésticos y demás aperos del día a día en la antigua Vera. Y muy cerca, en la también mencionada Plaza del Hospital, se ubica el Museo de Fósiles Marinos: una diminuta sala con algunos fósiles y representaciones del fondo marino, sita sobre la biblioteca.

El Museo del Agua, bien preciado y escaso donde los haya, junto a la célebre Fuente de los Cuatro Caños es otro ejemplo de los museos que hay en Vera. Amén de los que constituyen los interiores de las iglesias.

Y con esto nos despedimos hasta el próximo paseo. Espero de todo corazón que lo hayáis pasado bien. Nos vemos muy pronto en ese rinconcito especial del Levante almeriense...

viernes, 1 de marzo de 2013

Música a Granada (I)

Si yo os dijera Generalife, La vega o Zambra, rápidamente os habríais dado cuenta de que hablo de Granada. Sin embargo, es de algo más que de la ciudad de lo que quiero hablaros.
El compositor español Isaac Albéniz compuso varias obras inspiradas o dedicadas a la ciudad andaluza, a sus monumentos, a sus rincones...

Aquí os traigo una de las composiciones más famosas: Granada, una serenata incluida en su Suite española Op. 47. Espero que disfrutéis de esta versión en guitarra española...




Granada, como toda Andalucía, es una tierra de arte y de artistas. Pocos de ellos son tan conocidos y han paseado el nombre de la ciudad como el ya fallecido Carlo Cano.
Su entrega a la copla y a la tierra que lo vio nacer, lo hacen uno de los mejores exponentes del arte musical grandino del siglo XX y XXI.

Aquí lo tenemos interpretando Granada, un cántico a la joya de la corona de España...



En 1944 nació en Granada el querido cantante de rock Miguel Ríos, entre cuyas canciones más importantes se encuentran Bienvenidos o Himno a la alegría.
Sin embargo, como Carlos Cano, el roquero andaluz también cantó a la ciudad donde vio la luz. Aquí os lo dejo con el tema Vuelvo a Granada...