Hace bastante tiempo que aparcamos nuestra visita por la localidad almeriense de Vera. Si la memoria no me falla, caminábamos por las afueras y llegamos hasta el cerro conocido como Espíritu Santo. No sé si lo recordáis. El caso es que ahora toca prepararse para un largo paseo por el interior, por el centro, por los verdaderos rinconcitos de una ciudad a medio camino entre la montaña y el Mediterráneo.
Plazas y parques
Como todo buen pueblo andaluz, Vera está llena de plazas y parques bañados por un eterno sol que calienta el cuerpo y reconforta el alma.
Entre los parques más famosos de la localidad almeriense, se encuentran La Habana, sobre el que se asoma el I.E.S. Alyanub y al que se puede acceder desde el C.E.I.P. Reyes Católicos o desde la emblemática plaza llamada La Glorieta, sobre la que volveremos en más de una ocasión a admirar las vistas del valle hasta la soleada costa del Levante.
Precisamente en el parque de La Habana, con sus columpios para los más pequeños y el mítico bar donde los mayores se divierten viendo el fútbol, ha crecido siempre buena parte de la juventud veratense.
Y subiendo por la cuesta que lo rodea, llegamos a la ya mencionada Glorieta, donde algún día se levantará el acuario y a cuyos pies hay un lindo jardín botánico, no muy grande, como muestra de la flora de la zona. La fuente circular, rodeada de rosales y altas palmeras guarda aún el recuerdo imborrable de las risas infantiles que han jugado en sus aguas. Aunque la última remodelación cambió considerablemente la plaza, todavía es la misma que, año tras año, acoge la rifa del Domingo de Resurrección, que realiza la Hermandad de Jesús, cuya ermita, la de San Ramón, se asoma al verdor de la misma plaza.
La Plaza del Hospital es, junto con la anterior, una de las más bonitas. En ella se encuentran la Biblioteca municipal y el Museo de Fósiles Marinos, que recuerda en cierto modo el origen de la zona, sumergida bajo las luminosas aguas del mismo mar que ahora la baña. Los antiguos Juzgados también se encuentran allí, frente al convento de hermanas que, como siempre caritativas, acogen a niños sin hogar. Como se encuentra allí el famoso bar Los Pepes y la pastelería Soler.
Más abajo, por la Calle del Aire, se llega hasta la Plaza Mayor, con su inconfundible humilde elegancia, su fuente, sus farolas y sus bancos, más estilizados que los anteriores. El lugar que dominan el ayuntamiento, la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, el salón de usos múltiples, donde se ubica Vera Comunicación; y la cafetería La Clásica.
Y todo el que ha sido niño o adolescente en Vera recuerda con cariño la plaza llamada La Verja, con la mítica cafetería de Alonso. O la Plaza de los Naranjos, que dejamos atrás cuando íbamos en busca de aventura desde la estación autobuses.
Iglesias
Además de por las ya mencionadas, el patrimonio religioso de Vera va mucho más allá. Precisamente en la plaza de La Verja se encuentra el célebre Convento de la Victoria o de los Padres Mínimos, cerrado y en ruinas durante décadas y reconvertido hoy en sala de exposiciones y de conciertos donde, entre otros, la Banda Municipal de Música ofrece su tradicional concierto de Año Nuevo.
Y muy cerca del centro de la ciudad se encuentra también la iglesia de Nuestra Señora de las Angustias, patrona de la localidad levantina cuya festividad se celebra cada 10 de junio, cuando el calor del verano comienza a asentarse sin tener esos perturbadores efectos de julio y agosto.
Ya a las afueras, en pleno campo, oteando el horizonte que se aleja en el infinito mar azul, la iglesia de la Virgen de las Huertas, en la que se celebra una importante romería anual y de la que, si me lo permitís, diré que guardo bellos recuerdos. Como si de un lugar mágico, único, se tratara.
Museos
Y como no sólo de pan vive el hombre, ni de iglesias se conforma el patrimonio artístico de una ciudad, es justo mencionar algunos de los museos -los más importantes- que salpican la ciudad.
En primer lugar, muy cerca de la ya mencionada Plaza Mayor, está el Museo Etnográfico y Arqueológico, en el que se pueden ver instrumentos de labranza, utensilios domésticos y demás aperos del día a día en la antigua Vera. Y muy cerca, en la también mencionada Plaza del Hospital, se ubica el Museo de Fósiles Marinos: una diminuta sala con algunos fósiles y representaciones del fondo marino, sita sobre la biblioteca.
El Museo del Agua, bien preciado y escaso donde los haya, junto a la célebre Fuente de los Cuatro Caños es otro ejemplo de los museos que hay en Vera. Amén de los que constituyen los interiores de las iglesias.
Y con esto nos despedimos hasta el próximo paseo. Espero de todo corazón que lo hayáis pasado bien. Nos vemos muy pronto en ese rinconcito especial del Levante almeriense...
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