El organismo define este patrimonio como el conjunto de "prácticas, representaciones, expresiones, conocimientos y saber transmitidos de generación en generación en el seno de una comunidad, creados para transformar la interacción entre la naturleza y la historia". Y es que la fiesta de los patios se ajusta perfectamente a esta definición: fue institucionalizada en 1933 para preservar y poner de relieve una práctica ancestral en Andalucía, la de engalanar los patios con macetas y otros elementos para el disfrute y concurso de los vecinos de la ciudad de Córdoba.
La fiesta en sí comienza en mayo y dura doce días. Previamente se realiza un concurso para elegir el patio mejor ornamentado, y una vez otorgados los premios, comienzan los bailes y cantes populares propios de la fiesta. Durante todo este tiempo, los patios -a menudo patios de luces o centrales y comunes a diversas casas individuales- están abiertos al público, expuestos como enormes museos de la tradición y la naturaleza.
Es por esto que, como afirma el organismo internacional, "la Fiesta de los Patios de Córdoba promueve la función del patio como lugar de encuentro intercultural y fomenta un modo de vida colectivo sostenible, basado en el establecimiento de vínculos sociales sólidos y de redes de solidaridad e intercambios entre vecinos, estimulando al mismo tiempo la adquisición de conocimientos y el respeto por la naturaleza".
La inclusión de esta fiesta en la lista de patrimonio de la UNESCO - de la que ya se ha hablado en otras dos ocasiones en este blog y de la que seguirá hablando mucho tiempo más- se incluye en la ampliación realizada por el organismo de sus listas de bienes culturales, en cuya última versión se han incluido otros seis elementos dignos de ser llamados Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, y entre los que figuran la cerámica artesanal de Horezu (Rumanía), la festividad de Masir Macunu (Turquía) y la cetrería -compartida esta práctica entre Emiratos Árabes Unidos, Austria, Bélgica, España, Francia, República de Corea, Mongolia, Hungría, Marruecos, República Checa, Qatar, Arabia Saudita y Siria-.
No es la primera vez, no obstante, que la UNESCO fija su mirada en territorio español. El país cuenta con el segundo patrimonio más extenso de Europa después de Italia, y se encuentra entre los primeros del mundo.
En cuanto a Patrimonio Inmaterial se refiere, han sido reconocidos en España, entre otros, el flamenco, el canto de la sibila de Mallorca, la ya mencionada cetrería, la Patum de Berga, el misterio de Elche, la fiesta de la Mare de Déu de la Salut, y muchos más.
Cada vez que se amplian las listas del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, la UNESCO y el mundo reconocen el valor de las más diversas expresiones culturales humanas, que han de ponerse al servicio de una humanidad unida y en paz...
Para más información sobre los patios cordobeses, se puede visitar el sitio web de "Claveles y Gitanillas" la asociación.
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