Antes de hablaros de mis dos grandes viajes por el país vecino, uno al norte y otro al sur, y de cómo utilicé el tren como medio de transporte, fuesen cuales fuesen los destinos, la duración de mi estancia allí y mis deseos de viajar más o menos cómodo, me parece justo y de vital importancia daros algunas pinceladas sobre este medio y su importancia.
Los trenes
En Italia existen ocho grandes trenes con usos más o menos específicos dentro del sistema ferroviario.
El primer tipo es el de alta velocidad, que cuenta con dos grandes trenes: el Frecciarossa y el Frecciargento.
El primer tren alcanza velocidades de hasta 360 km/h. Es el tren estrella, la flecha de los trenes italianos. Caro tanto para el turista como para los propios italianos, ofrece conexiones inmediatas entre Turín, Milán, Bolonia, Florencia, Roma, Nápoles y Salerno.
El segundo tren, el Frecciargento puede alcanzar 100 km/h. menos que su hermano y une las ciudades de Roma, Vencia, Verona, Bari/Lecce, Lamezia, Terme y la región de Calabria.
El Frecciabianca alcanza los 200 km/h. y une las ciudades de Milán, Venecia, Udina y Treste, Génoa y Roma, y la Riviera adriática hasta Bari con Lecce. Es el mayor de los trenes de la red tradicional, y cuenta con servicios como restaurante, limpieza continua y una bebida de bienvenida con productos de calidad para los viajeros de primera clase.
Para el viajero amante de los viajes más lentos, más bohemios, están los Intercity y los Treni Notte. Los Intercity son los encargados de unir las ciudades, sea cual sea la distancia, entre regiones; no hay que confundirlos con los Interegionali o treni per il trasporto locale.
Es el tipo de tren más empleado para los viajes largos para los que uno no tenga especial prisa; ofrecen un buen precio y flexibilidad horaria.
Los trenes nocturnos no tienen una calidad especial. Como los Intercity, suelen ir abarrotados y, pese a que el tren cuenta con "vagones cama", es frecuente que la gente se agolpe en los pasillos por falta de espacio; aún con todo, me fueron muy útiles pues me desplazaba de noche.
Los trenes de transporte local o regionales circulan para unir localidades de la misma región o, como mucho, entre ciudades de regiones limítrofes. El billete es más pequeño y de color rosado, es más barato, pero menos útil para viajes largos.
Otro tipo es el Eurostar Italia, para unir Roma con Calabria y Rávena. Y, finalmente, encontramos los trenes internacionales: el Eurocity y el Euronight, que unen Italia con numerosos países europeos.
En cuanto al estado de los trenes, cabe decir que, salvo los de alta velocidad, no ofrecen muchas prestaciones ni son excesivamente cómodos, por lo que recomiendo a cualquier crítico con los trenes españoles que pruebe a viajar en ellos por Italia.
Se trata de máquinas viejas y de interiores sucios que, a menudo, se estropean y llegan con retrasos enormes (incluso la alta velocidad); pero ofrecen vistas y momentos como no ofrecen los trenes de ningún otro lugar.
El sistema
Cierto es que las máquinas no son, ni de lejos, las del orgullo británico, francés o alemán; pero hasta ahora conozco pocos países con un sistema de trenes tan bien fusionado con el territorio. Frente a la paupérrima situación de la tecnología ferroviaria italiana, su sistema destaca por lograr una enorme cohesión entre todos los territorios del país, lo que convierte al tren en la columna vertebral de la nación.
Todas las grandes ciudades están conectadas y hasta los pueblos más pequeños cuentan con estación de ferrocarril. Si hubiera que puntuar al sistema italiano del 1 al 10, merecería un 12.
Una prueba más de la eficacia del sistema ferroviario italiano es que en cualquier estación, grande o pequeña, hay decenas de máquinas donde comprar los billetes, cada una destinada a un tipo concreto de tren. Y todo coordinado por Trenitalia, algo parecido a la Renfe española.
Los precios
Obviamente, los precios pueden oscilar dependiendo del tipo de tren, de la distancia a recorrer y del número de transbordos que se tengan que llevar a cabo.
Yo recomiendo viajar siempre que se pueda con los Intercity que, aunque pueden resultar caros si el trayecto es demasiado largo, siempre son mucho más rentables y baratos que los trenes españoles y el resto de sus primos italianos.
Si al viajero, aventurero y algo bohemio por definición, no le importa ceder parte de la comodidad, la relación calidad-precio le parecerá bastante buena.
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