Ahora que se va el verano y el frío vuelve a Granada, es un buen momento para recorrer una vez más sus parajes más cercanos; y aunque esta ruta es archiconocida por locales y foráneos, no viene mal recordarla aquí.
La ruta merece la pena incluso cuando va solo, pues está bastante transitada en algunos de los tramos y siempre surgirá la oportunidad de hablar con algún otro caminante o ciclista.
No obstante, nosotros vamos a continuar por el camino más transitado y dejaremos la senda para otro momento.
Y andamos y andamos hasta llegar a una pequeña presilla justo al lado de la estación de servicio de Cenes. A partir de ahí seguira otra pista de tierra, mucho más ancha que la que hemos estado siguiendo antes y que nos llevará hasta una gran presa desde cuyo puente se tienen unas vistas maravillosas del río.
Ya antes de llegar a la presa, nada más pasar la mencionada estación de servicio, el paisaje a nuestro alrededor cambia: atrás quedan las cortijadas y huertas que volverán a hacer su aparición después y aparecen las pistas de saltos de los caballos del centro ecuestre cercano.
Y la pista sigue durante otro buen número de kilómetros, aunque el paisaje se vuelve, para mi gusto, bastante más ameno. El camino se ensancha y los accesos al río se vuelven frecuentes, por lo que, si aún no nos ha abandonado del todo el calor, el viajero fatigado puede refrescarse en sus cristalinas aguas o sentarse a descansar a la sombra de los chopos que pueblan las márgenes del Genil.
Y seguimos avanzando hasta llegar a unos recodos del camino. Zona del río cubierta por altas cañas y que suele ser bastante rica en barro. A mano izquierda, el terreno despejado se ha convertido en un campo de fútbol donde es imposible no ver detenerse y donde siempre hay alguien compitiendo.
Finalmente, llegamos a la plaza del pueblodonde se levanta el ayuntamiento. Enfrente, una plaza con tres caños de agua fresca. Al otro lado del río poblado de patos, la iglesia.
En el pueblo abundan los bares y restaurrantes, de lo que recomiendo los de la margen derecha del río, donde el fresco reparador se conjuga con el rumor del agua al correr y el parpar de los alegres patos para conferir al ambiente una paz y tranquilidad únicas.
La vuelta es sencilla: el caminante puede volver a Granada en autobús desde la parada junto a la antes mencionada fuente o, por qué no, recorrer los a pie los diez kilómetros que lo separan de la capital.
Haced la rutita, sumaos al camino y comentad qué os parece...
Cuando la hacemos juntos??
ResponderEliminarHola Víctor:
ResponderEliminarMe alegro de leerte una vez más por aquí. Pues cuando tú quieras nos damos el paseito; pero, eso sí, tenéis que aceptarme también una comida en casa.
¡Un abrazo!
Llevo años entrenando en esta zona;enhorabuena muy bien documentado!!!!!!
ResponderEliminarme encanta el paseo, y los diferentes paisajes, en las diferentes estaciones del año, es una pena que algunos ciclistas no respeten a los peatones con excesos de velocidad,los menos, y algunos dueños de perros , que se olvidan que las cacas de sus canes , son tambien de su propiedad. siempre que paseo por aqui pienso que deberia haber una asociacion de usuarios, una papeleras bien puestas un servio publico en la mitad, y algunos elementos y normas para que no se deteriore... un saludo
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