viernes, 20 de julio de 2012

Erasmus en Roma: Roma y el invierno

Siempre he pensado que el invierno y el otoño son las estaciones perfectas para viajar, para ver lugares nuevos, ya que el clima veraniego suele castigar con dureza al caminante ansioso de patear caminos y ciudades; no obstante, quien viaje en cualquiera de estas estaciones a Roma, se encontrará con días demasiado cortos.

La luz desaparece allí mucho más temprano que en España e impide admirar por largo tiempo los impresionantes monumentos que resplandecen con la luz del sol mediterráneo.

Y si algo puedo asegurar es que Roma tiene que ser vista a la luz del día, pues se trata de una ciudad pobremente iluminada, oscura, que, aunque tiene su encanto y magia al caer la más cerrada de las noches, puede desilusionar a los turistas con ganas de ver los impresionantes palacios cuando el sol se va. Vamos, parece que la luz nocturna estuviera más pensada para el amor que para conocer rincones.

Las lluvias son también frecuentes en otoño e invierno, pero no resultarán agradable  los amantes de los días lluviosos, ya que Roma es inmensa y caminar por ella bajo la lluvia puede llegar a ser agotador; toda una prueba de resistencia contra los elementos.
No, definitivamente, Roma no es ciudad para la lluvia.
Por estas razones, creo que la capital italiana puede ser disfrutada más en primavera o verano; pero cuidado, allí el calor es sofocante hasta límites insospechados.
Aún en septiembre cuesta desplazarse de aquí para allá sin necesidad de paradas en parques o fuentes.

No obstante, no todo es malo en invierno: el frío al que está sometido la ciudad durante los meses de noviembre a febrero la hacen adquirir un color diferente.

Los paseos se vueven agradables y el calor propio de los mediterráneos parece calentar el ambiente en contraposición al trato, inmisericorde a veces, del clima.
Además, si uno tiene suerte, puede disfrutar de las más bellas estampas en una Roma nevada donde cualquier rincón se convierte en fuente de belleza.
Los momumentos, las fuentes, los impresionantes palacios adquieren con el blanco de la nieve un aspecto diferente, más divertido y elegante, especialmente para quienes venimos del desierto del mediodía español.

Si se tiene la suerte de estar ahí cuando nieva, hay que olvidarse de visitar lugares muy lejanos como el Vaticano o el Coliseo que, aunque no están mal, pueden hacer perder un tiempo valiosísimo. Hay que acudir directamente a ver la Roma bella, el recorrido que antes diseñábamos.

No hay nada en el mundo que pueda compararse a las estampas de una Roma sepultada bajo la nieve y el hielo.

1 comentario:

  1. Hola Francisco, ¡magnifico blog, y muy completo, enhorabuena! estoy buscando información sobre Roma y di con él. Qué pena que no sigas posteando, veo que hace seis años aprox. desde la última entrada, así que no sé si quiera si leerás esto, pero por intentarlo que no quede.
    Estoy tramitando una estancia Erasmus + Prácticas en Roma, y me ha venido muy bien alguna que otra cosa que comentas. El caso es que, como bien dices en algunos posts, te centras más en la experiencia viajera y demás, que en lo referente a la burocracia/logística... (por llamarlo de alguna manera) de una estancia Erasmus. Estoy viendo dónde puedo buscar alojamiento, no tengo ni idea de las zonas aconsejables o de las que hay que huir, qué meses son mejor/peor para ir, etc. Y quería hacerte un par de preguntas, que no te quiten mucho tiempo, por si me pudieras echar una mano en esto desde tu propia experiencia, y poder empezar a moverme con más seguridad. Mil gracias de antemano.

    Saludos, Rocío

    ResponderEliminar

¡Gracias por tu comentario!