lunes, 9 de julio de 2012

Erasmus en Roma: Roma bella (IV)

Finaliza el recorrido de la Roma bella con una visita a uno de los monumentos más impresionantes de la capital italiana: el monumento al rey Vittorio Emanuele II que se levanta imponente en Piazza Venezia, muy cerca del Coliseo, el Circo Massimo, la iglesia de Santa Maria di Loreto y los museos Capitolinos y del Risorgimento.

Desde su construcción ha sido criticado y tachado de hortera por los propios romanos, pero lo cierto es que da un aire real a la capital que pocos monumentos han sabido darle.

El edificio es visitable todos los días del año, así como los museos cercanos y las iglesias de sus inmediaciones, y una de las atracciones turísticas más bonitas y demandadas de la ciudad es subir a lo más alto del monumento desde donde se tienen unas vistas preciosas de la ciudad.

Ya de vuelta a la estación de Termini se pueden visitar otros lugares como el Palazzo dell'Opera, cercano a la estación, y en cuyo exterior hay una plaza bien concurrida cada día del año.

Pero, si nos da pena dejar la ciudad para volver a la estación, el caminante siempre puede pasear por el entresijo de sus calles y descubrir rincones que parecen sacados de cuentos de hadas. Aquí y allá se levanta edificios que están a medio camino entre el medievo, el renacimiento y la modernidad. Nada tiene desperdicio en una ciudad que es, no solo ciudad, sino mundo en sí misma.

Virgilio afirmó en sus textos que Rómulo supo elegir la ubicación de Roma y que la ciudad llegaría a ser señora de la tierra y de las estrellas. Al pasear por sus calles y deleitarse en sus fuentes, iglesias y museos, el viajero empieza a entender a qué se refería el poeta latino.

Y hasta aquí, siento decirlo, los tres recorridos por Roma. Mi estancia siguió durante otros cinco meses y tengo la intención de narrar aquí lo más importante. Pero eso es otra historia...


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