¡Qué no empiece el año sin nuevos proyectos! No. Aún no he terminado de narrar mis andanzas por Italia, pero, por variar o para evitar que el tiempo haga estragos en mi memoria, he decidido empezar también con una serie a la que llamaré El verano inglés.
¿Qué trataré en ella? Bueno, pues mi intensa experiencia en tierras britanas durante el verano de 2010. Uno de los momentos más importantes para el desarrollo personal de esta humilde pluma y la oportunidad de conocer una tierra fantástica donde la dignidad y el decoro lo impregnan todo, donde para ser feliz basta un paseo y donde los vehículos circulan "por el otro lado"...
En definitiva, pretendo compartir mi experiencia de viaje a lo largo de una serie de entradas que nos llevarán por las ciudades de Cambridge, Londres, Brighton y Oxford; a aeropuertos, estaciones, y verdes caminos que discurren a lo largo de frescos riachuelos. Pero también hablaremos de actividades, de lugares de ocio, de museos e historia, de tradiciones y, por raro que parezca, hasta de comida...china.
Será un paseo breve en comparación con mi Erasmus, pero, si es que puedo decirlo, más intenso.
Supondrá también, por qué no iba a suponerlo, la posibilidad de comparar dos mundos que, con demasiada frecuencia, se presentan como diametralmente opuestos en debates televisados y en los cafés de uno y otro lados del charco. Supondrá la oportunidad de acercar, o no, la imagen del mundo mediterráneo a la de los países bañados por las frías aguas atlánticas. Dos mundos, dos visiones, un mismo continente.
Espero que os guste la serie dedicada a Inglaterra. Espero que disfrutemos juntos de El verano inglés...
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