El caso es que, más allá de promesas políticas, RENFE, la sociedad nacional de ferrocarriles, ha bajado sus precios de forma general un 11% desde el 8 de febrero de 2013, lo que contribuye en buena medida a poner coto a los -en ocasiones- abusivos precios de la alta velocidad en España, que han hecho del tren un medio limpio pero poco rentable a los ojos de los viajeros españoles.
Los descuentos de hasta el 30% anunciados por la ministra de Fomento entrarán en vigor en marzo para jóvenes menores de 26 años, mientras que otro descuento del 20% para viajes múltiples hará lo propio a partir de junio. Pero los descuentos no se quedan ahí: junto a los denominados "Promo", RENFE ha ideado otro descuento llamado "Mesa" por el que un grupo de cuatro personas podrá viajar con hasta un 60% de descuento. Y por si esto fuera poco, se ha presentado también el "Bono AVE", con descuentos de hasta el 35% en cada viaje del total de los 10 incluidos en la oferta. Asimismo, se realizarán los tradicionales descuentos del 40% de los billetes para viajes de ida y vuelta, pero aplicando el 20% en cada billete, y no el total del porcentaje sobre el billete de vuelta.
Estos descuentos coinciden en el tiempo con los llevados a cabo por la SNCF en Francia, cuya alta velocidad se ha sometido a una importante democratización, tal como publiqué el pasado viernes; así como con la apertura de una nueva línea ferroviaria de alta velocidad entre España y Francia.
Se trata, sin duda, de una importantísima apuesta por el tren como medio de transporte frente a otros que han ido despuntando a lo largo de los últimos años, tales como el avión. Puede, como dije en la anterior entrada, que el tren deje de ser el símbolo del pasado de Europa para convertirse en su futuro. No por nada el ferrocarril ha representado siempre el progreso a uno y otro lado del océano.
Pero eso está por ver, como dije antes. Sólo nos queda esperar al compás del chacahá...