En esta ocasión os traigo un personaje español: el hombre del saco. Creed en lo que os digo, la sola mención de este personaje por parte de los padres a los hijos que no querían comer o dormir, ha asustado a generaciones enteras -hasta que los hijos, disculpad, empezaron a asustar a los padres en Callejeros-.
En fin, aquí os traigo la historia de este terrorífico personaje...
Pocos personajes hay en el mundo hispánico tan tristemente famosos por sus crímenes como el sacamantecas o el hombre del saco.
Tradicionalmente se han esgrimido sus nombres contra los niños que, desobedientes, se negaban a comer o a irse a la cama; pero pocos saben que el hombre del saco está basado en un cruel suceso real...

Así fue como Agustina Rodríguez, que así se llamaba la curandera, puso a Ortega en contacto con Francisco Leona, barbero de profesión y delincuente habitual reconocido.
En la época, sirva el inciso aclaratorio, era habitual ver empresas que vendían remedios contra la tuberculosis y que decían ser capaces de mantener pura la sangre con medicamentos y potingues. Sin duda, la obsesión por la sangre creció hasta límites insospechados en la España de los siglos XIX y XX.

Y así, tras intentar en vano comprar al hijo de algún campesino de la zona, junto a Julio Hernández el Tonto, hijo de Agustina Rodríguez, secuestraron al pequeño Bernardo González Parra, de tan solo 7 años de edad y natural de Rioja (Almería), a quien llevaron a un cortijo cuyas ruinas pueden verse hoy en día bajo el sol del mediodía español.

Escondieron el cuerpo en una de las tan numerosas grietas del terreno almeriense, y volvieron a Gádor a repartir los 3.000 reales.
Todo se desveló cuando, al querer el barbero engañar al hijo de la curandera, éste último acudió a delatar a su cómplice a la Guardia Civil.
Tras una investigación, los culpables fueron detenidos y sentenciados a garrote vil, salvo Julio Hernández el Tonto, declarado demente y puesto en libertad. El barbero y principal artífice del crimen, Francisco Leona, murió en la cárcel antes de que se cumpliera la condena.
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