Dejemos Roma por un momento y dirijámonos a España. A la provincia de Almería, más concretamente. No hay que olvidar que Por caminos y ciudades pretende llevar a los amantes de los viajes y el deporte a cuantos rincones sea posible.
Precisamente quiero hablaros de un rinconcito situado al norte de la localidad almeriense de Laujar de Andarax que hará las delicias de los caminantes y senderistas.
Hace tan solo unos días publiqué en Suite101 un artículo sobre la ruta del Aguadero. Un bello paseo de unos 15 kilómetros a lo largo del nacimiento del río Andarax, con una dificultad media y donde el caminante tendrá la posibilidad de contemplar, además de maravillosas vistas a las montañas y bonitos barrancos, un castaño centenario cuyo diámetro solo puede rodeado por siete personas con los brazos muy bien extendidos.
La ruta comienza y termina en el área recreativa El Nacimiento, atraviesa los barrancos del Aguadero y de la Paloma a la ida, y el Cortijo de las Rosas y la Majada de las Vacas a la vuelta. Se trata, en definitiva, de un bonito itinerario para compartir con amigos y familia.
Para leer el artículo original de Suite101 pinchad aquí. Espero que os guste.
Tras haber realizado un hermoso y apasionante paseo por la Roma imperial y haber iniciado el de la Roma cristiana, me doy cuenta de que he cometido un pequeño gran fallo de orden en las entradas.
No, no os preocupéis, no es que los recorridos estén equivocados. Es que, ahora que lo pienso, no se puede echar a andar sin más por una ciudad tan representativa de nuestro mundo como es la capital italiana sin acercarse antes a la historia y a la lengua de quienes un día la habitaron y la hicieron madre, espejo y símbolo de las civilizaciones posteriores.
Hablo, cómo no, de hacer un repaso por la cultura de la antigua Roma. Conocer la mitología, las costumbres y, sobre todo, el idioma. A fin de cuentas, si uno lo piensa detenidamente, cómo pretende sumergirse en un mundo donde todo, desde dinteles a pinturas están escritos en latín. No es sensato por parte del viajero que decide emprender tal aventura perderse una parte tan importante del viaje.
Para ello, tengo a bien presentaros el blog "Todos con latín", que escribe desde el I.E.S. Alyanub de Vera y para todo el mundo, una magnífica profesora y mejor amiga, Teresa. Un modo novedoso y altamente educativo de acercarse a las realidades pasada y presente del mundo en el que vivimos.
Por eso, desde Por caminos y ciudades, así como desde las instancias educativas y socioeconómicas que impulsaron este proyecto, quiero desearle todo lo mejor en su ya larga andadura como medio de difusión de cultura y humanidad.
Enhorabuena por tu trabajo, Teresa. Gracias por tu incansable dedicación a la educación. Y gracias, nuevamente, por haber hecho crecer a quienes tuvimos la suerte de ser tus alumnos.
La visita por Roma no ha terminado aún. De hecho queda, para mi gusto, la mejor parte: descubrir Roma como capital de una de las mayores religiones del mundo, el Cristianismo, base de nuestra cultura y promotora de historia.
Antes de empezar el recorrido hay que tener muy en cuenta que la cantidad de iglesias existentes en la ciudad, hace de Roma una ciudad inabarcable, casi imposible de descubrir; imposible, por supuesto, si queremos estudiar cada detalle con minuciosidad.
Lo bueno es que el percorso por la ciudad cristiana se encuentra en muchas ocasiones con aquel al que denominábamos imperial en anteriores entradas y con el que llamaremos bello.
Supongamos, como durante la visita por la Roma imperial que comenzamos el día, al alba casi, desde la estación de Termini, centro neurálgico de los transportes romanos y, por qué no decirlo, de toda Italia.
A pocos metros de la estación, frente a la Piazza della Repubblica nos encontramos con la Basilica di Santa Maria degli Angeli e dei Martiri, famosa por ser el lugar religioso donde se desarrollan los actos oficiales del Estado italiano.
Os aseguro que su exterior, semejante al de una antigua cueva, no tiene nada que ver con su luminoso y tranquilo interior.
Llena de luz y de los cuadros originales de los se copiaron los mosaicos de la basílica de San Pedro, en el Vaticano, esta basílica fue diseñada por el mismísimo Miguel Ángel sobre las antiguas termas del emperador Diocleciano -un dato curioso, las termas tenían capacidad para algo más de 3.000 personas-, por orden del Papa Pío IV, de la célebre familia de los Médici, y que se encuentra enterrado en la impresionante basílica.
Además de la Meridiana solar, un reloj de sol situado bajo el crucero del templo, encontramos obras como el Bautismo de Jesús, la Caída de Simón el Mago; mi favorita, el Martirio de San Sebastián, o una enorme cabeza de Juan el Bautista nada más entrar.
Pero no nos detengamos ahora demasiado, ya hablaremos de esta basílica en otra ocasión. Descendamos a través del parque de Vittorio Emanuele II hasta otra de las grandes obras de la ciudad: la Basilica di Santa Maria Maggiore, situada en la cima misma del monte Esquilino.
Esta impresionante obra, fundada por el Papa Liberio -de ahí que también se la conozca como basilica liberiana- es una de las cuatro basílicas papales junto con la de San Pietro in Vaticano, San Giovanni in Laterano y San Paolo fuori le Mura.
Todos los 15 de agosto, quien no haya podido ver al Santo Padre en el Vaticano, lo encontrará en esta basílica, donde celebra la Asunción de la Virgen; aunque durante el resto del año, la basílica está dirigida por un arcipreste de cualquier nacionalidad; de hecho, en la actualidad el cargo lo ocupa un arzobispo español.
Y es que la relación entre España y esta basílica en concreto es mucho más estrecha de lo que en principio se piensa, pero eso también lo dejaremos para otra ocasión.
A diferencia de lo que ocurría con la primera basílica, el exterior de Santa Maria Maggiore es tan espectacular como su interior.
Obras escultóricas como la de Felipe IV de España, la tumba de Pío V, el monumento funerario de Clemente IX, o el de Pío IX, al que se accede por una pequeña escalinata situada al pie del altar; o pictóricas, como los frescos de la Capilla Paulina, además de los mosaicos de la Coronación de la Virgen o el impresionante altar, hacen de esta iglesia un monumento digno de ver y de disfrutar que hará las delicias del visitante.
Salgamos de la iglesia y dirijámonos a la parte trasera, a la Piazza dell'Esquilino, donde obtendremos otra bella vista de la basílica y desde donde nos dirigiremos a Via Nazionale.
Una vez en la principal arteria de la ciudad, descenderemos hasta los foros, donde nos espera una bifurcación en nuestra ruta y cuyos posibles caminos se volverán a encontrar una vez cruzado el río Tíber.
No obstante, en este blog daremos una serie de rodeos y vueltas, pero no os preocupéis, nada en Roma tiene desperdicio.
Pero no nos desviemos de nuestro percorso. Descendiendo por Via Nazionale encontramos iglesias como la de San Paolo dentro le Mura, iglesia anglicana espiscopal americana, construida poco después de la unificación italiana.
También encontraremos la iglesia de San Vitale, situada al Palazzo delle Esposizioni, y a la que se accede a través de una escalinata y que, como todas, respira un encanto único gracias a su pórtico paleocristiano.
Seguiremos la larga calle hasta llegar a una escalinata que nos conduce a los foros imperiales, atrás hebremos dejado edificios tan importantes como la Banca d'Italia, la Comisión Europea y el Palacio del Quirinale.
Descendemos y nos encontramos a mano derecha la Chiesa cattolica non parrochiale del Santissimo Nome di Maria y la pequeña iglesia de Santa Maria di Loreto.
Huelga decir que la magnificencia exterior de ambas iglesias se reproduce en el interior.
Si uno tiene la suerte de escuchar música en el interior -yo lo hice porque las visité en Navidad-, comprobará la facilidad con la que se conmueve el corazón humano y los ojos se ven asaltados por las lágrimas.
La luz, la exquisita decoración y el juego de colores de las columnas interiores compiten con la más impresionante de las catedrales, os lo aseguro.
Lo bueno de los foros romanos, amén de la impresión que causan como fiel testigo de la historia romana y europea, es que aquí y allá aparecen pequeñas iglesias llenas de encanto.
Por si esto fuera poco, el viajero que no quedara satisfecho con la visita por la Roma imperial, siempre puede repetirla mientras disfruta de la tradición católica de la capital italiana.
Me permito el lujo de romper el orden de publicación de las entradas con el fin de informaros de una gran noticia que, cierto es, muchos habían advertido ya: el blog Por caminos y ciudades cuenta con vídeo promocional propio a través de la cuenta Globoviajero en Youtube. Así que estamos de enhorabuena.
Este canal, además de nuestro vídeo promocional, ha publicado ya algunos otros que han sido o serán utilizados en nuestro blog; como, por ejemplo, los de la Roma imperial o los de la Roma cristiana.
Por si esto fuera poco, a través del canal Globoviajero tendremos la oportunidad de recorrer las ciudades y los caminos de un modo más sencillo, pues se está preparando una serie de vídeos narrados con la información sobre los viajes. Amén de otros proyectos similares en los que participa Globoviajero.
Y es que Por caminos y ciudades comparte mucho con Globoviajero: a ambos medios los mueve el afán por superar las barreras geográficas, culturales y sociales de la humanidad; así como la protección de los espacios naturales y de ciertos valores fundamentales.
Quien desee ahondar más en la tarea de Globoviajero, que no dude en pasarse por Youtube y echar un vistazo a los vídeos que ha colgado.
Continúa nuestro recorrido por la Roma imperial por una larga avenida, Coliseo a la espalda, en dirección a Piazzale Ostiense para ver la pirámide que en otro tiempo albergara la tumba del funcionario Cayo Cestio, del que toma el nombre el monumento funerario. ¿Una pirámide a escasos metros del corazón de Roma? Por increíble que parezca, sí. Esta pirámide quedó integrada en la muralla Aureliana y tuvo que ser restaurada por el Papa Alejandro VII.
A este monumento, como al Coliseo y al Circo Massimo se puede acceder con la línea B del metro, además de autobuses que el viajero puede coger muy cerca de Piazza Venezia.
Pero no conviene detenerse demasiado tiempo en este lugar, ya que perderemos la magnífica oportunidad de visitar el Circo Massimo, muy cerca del monumento a la unificación italiana y a Piazza Venezia. El viajero con gran capacidad imaginativa podrá contemplar uno de los mayores monumentos del mundo etrusco en Roma; aunque el graderío es ya inexistente, la pista de carreras y la spina son auténticos testigos mudos de las viejas glorias romanas.
Avancemos un poco más. Cruzando la gran Plaza Venecia descendemos por Via delle Botteghe Oscure hasta las impresionantes ruinas de lo que una vez fuera un gran complejo religioso. Allí podremos admirar algunas de las labores arqueológicas y el avance de los estudios en la zona; además, muy cerca de allí se encuentra la Cripta Balbi, con un pequeño pero completo museo sobre la Edad Media en Roma.
Pero no nos entretengamos en la cripta a menos que dispongamos de tiempo suficiente, ya que no hay forma, a menos que uno conozca la lengua italiana, de aprender mucho sobre el lugar: no hay guías, sólo personal de seguridad que, para más inri, aborda su trabajo sin mucho interés.
Lo realmente impresionante llegará cuando, al avanzar por Via della Rotonda, nos demos de bruces con las espaldas de uno de los monumentos más característicos de la ciudad: el Panteón de Agripa.
Cierto es que la construcción original, levantada a principios del Imperio por el general Agripa, yerno de Augusto, fue destruida por completo y que la actual se debe al emperador Adriano, pero eso no la convierte en menos impresionante.
El Panteón fue construido como lugar de culto dinástico por Agripa, y en honor a las siete divinidades romanas por Adriano. Precisamente a cada una estas divinidades corresponden los templetes del interior. La cúpula casetonada, auténtico atractivo del edificio representaba en su día la bóveda celeste y por su lugar más alto entran aún la lluvia y el sol, dando al interior del monumento un aspecto único digno de admiración.
Con el tiempo, el Panteón de Agripa fue decorado con frescos que pueden admirarse hoy en día, como también pueden admirarse las tumbas de numerosos personajes célebres como los reyes Vittorio Emmanuel II, Humberto I y Margarita, de la casa de Saboya; o los grandes artistas Rafael y Vignola, quienes llegaron a trabajar en el edificio cuando éste se convirtió en la sede de la Academia de los Virtuosos de Roma.
Pero no sólo el Panteón deslumbra al viajero. La belleza de la plaza misma, con su peculiar fuente en el centro, las fachadas de los edificios circundantes, muchos de ellos convertidos en restaurantes, y la continua actividad de cocheros y turistas, hacen del lugar uno de los sitios más bellos de la capital italiana, ya sea de día o de noche.
Hoy en día el Panteón cumple las funciones de iglesia católica, por lo que el respeto por parte del turista ha de ser máximo, hasta el punto de no permitirse ciertas conductas o el molesto rumor de las multitudes.
Y así, aunque quedan por el camino numerosos vestigios del mundo imperial, llegamos al fin de este recorrido. En sucesivas entradas, si así lo permiten los dioses, profundizaremos en la Roma imperial…
*Algunas de las imágenes aquí presentes han sido generosamente cedidas por Alberto Lobato Suárez y María de los Ángeles Cano Carmona, quienes tuvieron a bien visitar la ciudad durante mi estancia en ella y aportaron grandes momentos a la misma.